Trastornos de la coagulación: lo que debe saber sobre la sangre que no coagula bien
- Dr. Guillermo Ruíz Delgado

- 30 jul
- 2 Min. de lectura
Estimado paciente, la coagulación es un proceso vital que permite a la sangre detener los sangrados cuando sufrimos una lesión. Sin embargo, en algunas personas, este proceso no funciona correctamente. Los trastornos de la coagulación pueden llevar a hemorragias prolongadas, sangrados espontáneos o, por el contrario, a la formación inadecuada de coágulos que aumentan el riesgo de trombosis. En esta entrada le explicaré qué son estos trastornos, cuáles son los síntomas que deben llamar su atención y cómo los abordamos en la consulta de hematología.
¿Qué son los trastornos de la coagulación?
Los trastornos de la coagulación pueden ser hereditarios o adquiridos. Los hereditarios, como la hemofilia A o B y la enfermedad de von Willebrand, implican deficiencias o alteraciones en proteínas específicas que participan en el proceso de coagulación. En estos casos, las personas nacen con el trastorno y suelen presentarlo desde etapas tempranas de la vida.
Por otro lado, existen trastornos adquiridos, como los relacionados con enfermedades hepáticas, déficits de vitamina K, o el uso de ciertos medicamentos anticoagulantes. Además, condiciones como el síndrome antifosfolípido o la coagulación intravascular diseminada también afectan la coagulación, pero con manifestaciones clínicas y causas muy distintas.

Signos y síntomas que deben vigilarse
Los signos de un posible trastorno de la coagulación incluyen:
Sangrados prolongados tras heridas menores o procedimientos dentales.
Sangrado nasal o de encías sin causa aparente.
Aparición frecuente de moretones grandes o dolorosos.
Sangrado menstrual excesivo.
Sangre en la orina o en las heces.
En casos de trombofilia (tendencia a formar coágulos), se pueden presentar hinchazón en las piernas, dolor torácico o dificultad para respirar.
En niños, uno de los signos iniciales puede ser la aparición de hematomas frecuentes sin golpes identificables, o sangrados prolongados al caerse o cortarse.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada y pruebas de laboratorio específicas como el tiempo de protrombina (TP), el tiempo parcial de tromboplastina activada (TTPa) y el recuento de plaquetas. En casos sospechosos, se complementa con estudios de factores de coagulación y pruebas genéticas.
El tratamiento depende del tipo de trastorno. En hemofilias, por ejemplo, se utilizan concentrados del factor deficiente. En la enfermedad de von Willebrand, se puede indicar desmopresina o factores recombinantes. En los casos adquiridos, el tratamiento va dirigido a corregir la causa subyacente y, si es necesario, se utilizan hemoderivados, vitamina K o terapia anticoagulante específica.
Conclusión
Los trastornos de la coagulación pueden pasar desapercibidos hasta que se presenta un sangrado importante o una complicación trombótica. Por eso, es fundamental no subestimar los síntomas y buscar orientación médica oportuna. Como hematólogo, estoy a su disposición para evaluar cualquier alteración relacionada con la coagulación y ofrecerle un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Referencias:
Srivastava A, et al. (2020). Guidelines for the management of hemophilia. World Federation of Hemophilia.
National Institutes of Health. (2023). Bleeding Disorders Overview. Disponible en: www.nhlbi.nih.gov
American Society of Hematology. (2023). Understanding Blood Clotting Disorders. Disponible en: www.hematology.org





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